Estamos en un momento en el cual tenemos que visualizar a la cultura de paz como una forma de vida: Dra. Martha Gómez Collado
La investigadoraMartha Esthela Gómez Collado es Doctora en Paz, Conflictos y Democracia por la Universidad de Granada, España, obteniendo la calificación de sobresaliente Cum Laude. Es miembro del cuerpo académico consolidado: Administración Pública, Política y Gobierno, y del PROMEP, de la Secretaría de Educación Pública, desde 2006 y del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I, desde 2013. Sus líneas de investigación son: admnistración pública, política y educación para la paz.
Río Subterráneo: Doctora, nos gustaría platicar acerca de su libro Temas actuales para la promoción de la cultura de paz, el estudio de los conflictos y el desarrollo, que aborda temas muy importantes en nuestra vida diaria. Para empezar, ¿qué es la cultura de paz?
Dra. Gómez: La cultura de paz es un tema que me encanta y me apasiona, y que quisiera que todos hiciéramos vida, ¿por qué hiciéramos vida? Te comento esto: me voy a referir al acta que sale en la ONU el 6 de octubre de 1996, en la cual se establece lo que es una cultura de paz. Para ello te voy a hablar ampliamente del concepto, el cual se encuentra plasmado en esta resolución donde nos dice que una cultura de paz —en un sentido muy amplio y positivo de lo que sería el término “paz”— es un conjunto de valores actitudes, tradiciones, costumbres, comportamientos y modos de vida. Me quisiera detener en esta parte porque nosotros, al momento de conocer la cultura de paz, tenemos que hacer la vida para ser congruentes con lo que decimos y con lo que hacemos, entonces nosotros con ese conjunto de valores y de actitudes debemos tener una actitud positiva hacia toda la vida. Esos modos tienen que estar enfocados básicamente por el respeto a la vida, el respeto a los seres humanos y a sus derechos de todo tipo.
En esta cultura de paz hay un rechazo a todas las formas de violencia. Si nosotros vamos a las concepciones de Galtung, conocemos que hay tres tipos de violencia: la directa: a través de los golpes, mediante la violencia psicológica y el daño emocional. Por otro lado, tenemos la violencia estructural, que es cuando el Estado no dota al ser humano de las necesidades básicas para satisfacerlas a todos los gobernados. Por ejemplo, cuando el Estado no otorga los medicamentos para que se curen las personas de cualquier tipo de enfermedades o en cualquier tipo de sintomatología. Otra forma de violencia, que además es responsabilidad del Estado, es dar seguridad a los seres humanos. Se trata de violencia estructural cuando el Estado no te está proporcionando esos medios de seguridad para que tú vivas tranquilo, para que camines por las calles seguro, para que tú transites por cualquier estado, por cualquier municipio sin tener que estarte cuidando de que te puedan asaltar, de que te puedan robar, de que te puedan hacer algún tipo de daño, o hasta para las mujeres que nos puedan violar, entonces esa es una violencia estructural.
También vemos la violencia estructural cuando hay situaciones de pobreza y el Estado no hace nada por dar empleo, por dar condiciones dignas de un trabajo digno a las personas. Vemos otros ejemplos de violencia estructural en la marginación, en la discriminación, en el racismo, en la xenofobia y en muchas otras formas más. Tenemos otro término también de violencia, que es la violencia cultural que Galtung la define como las situaciones de lenguaje que nosotros utilizamos para herir a las personas. Es una forma culturalmente de ofender y de hacer daño. Entonces, con todas estas manifestaciones de violencia, nosotros queremos erradicarlas y eso incluye la cultura de paz: esa erradicación de todas las formas de violencia. Además, la cultura de paz reconoce la igualdad de los derechos del hombre y de la mujer, porque si tú puedes observar, generalmente los puestos más altos en administración pública están otorgados a hombres, porque de repente se considera que las mujeres no somos capaces de poder desempeñar, de poder salir adelante en un puesto de alto mando. Ejemplo de ello, es que en México no hemos tenido ninguna mujer presidenta.
También, la cultura de paz es el reconocimiento de los derechos de todas las personas a la libertad de expresión. ¿Qué quiero decir con esto? Que tú puedas criticar al gobierno sin tener una represalia, sin tener alguna situación que te aqueje, que digas: Tengo que callarme porque el presidente dice tal cosa y si yo digo lo contrario, me pueden hacer daño, me pueden quitar mi trabajo (que en ocasiones sucede), que pueden no darme empleo porque no soy miembro del partido político o no soy miembro del grupo de las personas que están en el poder. Entonces, esa libre expresión nosotros la tenemos que fomentar y la tenemos que respetar: la adhesión a los principios de democracia, de libertad, de solidaridad, de justicia en esta cultura de paz en donde exista un desarrollo para todos, que exista pluralismo y aceptación a las diferencias y un entendimiento entre las naciones, entre los grupos étnicos, religiosos, culturales y de todos los tipos, es decir, una cultura entre todos los individuos.
Por estos elementos y algunos más te comentaré que una cultura de paz también lleva o simboliza una cuestión que es la no violencia. La no violencia que es, como muchos conocemos, una teoría basada en Gandhi. Él luchaba por los derechos, luchaba por cuestiones de una manera pacífica: trabajar a favor de la paz, pero sin llegar a los golpes, sin llegar a la violencia. El respeto a los derechos humanos, el respeto a la solidaridad entre los pueblos, el diálogo entre las culturas es muy importante, porque no solamente es el que nosotros podamos hablar muchos idiomas diferentes, sino ese diálogo que podamos comunicarnos como seres humanos, así tengamos idiomas o culturas distintas. Entonces, vemos que la cultura de paz es ese conjunto muy amplio de valores, ese conjunto de actitudes, costumbres y tradiciones que nos deben llevar a contribuir a la prevención de los conflictos, a la consolidación de la paz y también a que todos estos elementos sean respaldados por proyectos, que participen las personas activamente para transformar esos valores, actitudes y comportamientos.
Río Subterráneo: Respecto a México, se está viviendo una situación muy complicada por cuestiones de inseguridad y otros aspectos que están vulnerando a mucha gente, ¿cuál es la importancia y vigencia de tener estudios de paz en nuestro país?
Dra. Gómez: Siempre han sido muy importantes los estudios para la paz, fomentar esa cultura de paz; sin embargo, creo que estamos en un momento en el cual tenemos que visualizar a la cultura de paz como una forma de vida. No solamente nosotros podemos tener textos, podemos tener lecturas, tenemos a teóricos muy importantes que nos han aportado mucho como es el padre de los estudios para la paz Johan Galtung; tenemos también a otros estudiosos más en el tema como es Vicent Martínez Guzmán, Fissas,Jhon Paul Ederage,quien es uno de los autores más importantes en estos estudios; tenemos aportaciones también de Francisco Jiménez Bautista y de Paco Muñoz; tenemos aportaciones de una serie de estudiosos que han incrementado. No solamente nos hemos quedado con estos conceptos tradicionales que nos da Johan Galtung, sino se han ampliado más. El caso de los diferentes tipos de violencia que maneja Francisco Jiménez Bautista como es el de la violencia híbrida, donde conjuga estos tres tipos de violencia al que hace referencia Galtung: la violencia directa, la violencia estructural y la violencia cultural. La violencia híbrida actúa con esos tres tipos de violencia en cualquier momento.
En el caso de México, ahorita es muy importante que se hagan cursos, seminarios, talleres en los cuales se puede impartir educación para la paz, que se pueda tener esa cultura de paz para que nosotros mismos seamos capaces de poder fomentar en nuestros hijos, en nuestros niños, una educación donde se acostumbren a resolver sus conflictos de manera pacífica: de no ir a los golpes, de dialogar, de ser tolerantes, de aceptar la diferencia. Entonces, si nosotros estamos con esta cultura y con esta educación, vamos a poder evitar muchos conflictos. No tenemos que esperar a que exista una Guardia Nacional, que por lo que hemos visto es muy violenta; no tenemos que esperar a que maten a nuestros hijos, a nuestras familias, a nuestros amigos; no tenemos que esperar a los secuestros; no tenemos que esperar al pago de derechos de pisos ni a ninguna de las manifestaciones de violencia en las que estamos viviendo actualmente. Lo que tenemos que hacer es educar, conocer, cooperar para cultivar una cultura de paz. Eso es lo que tendríamos que hacer y esa es la importancia actualmente de los estudios para la paz.
Río Subterráneo: ¿Cómo ve usted los estudios para la paz hoy en día, es decir, se están impulsando cada vez más? ¿Qué hace falta?
Dra Gómez: Hace falta, primero que nada, voluntad política. Lo digo porque todo esto tendría que derivar de una política educativa desde preescolar, primaria, secundaria, nivel medio superior y superior con contenidos de paz. Esos contenidos de paz no están orientados a ningún tipo de religión, no están orientados a ningún tipo de partido político, sino simple y sencillamente hay que basarnos en los valores que todo mundo conoce, valores de respeto, de responsabilidad, de justicia, de solidaridad, de empatía, diálogo, cooperación y algunos más. Si nosotros vivimos con valores, vamos a actuar cuando seamos adultos de una manera profesional y de una manera ética, y esa ética no nos va a permitir a nosotros, por ejemplo, robar. Se habla mucho de la corrupción, pero podemos atacar la corrupción ¿A través de qué? De valores, eso se enseña en la casa y desde la escuela. No le vamos a dejar toda la responsabilidad a los maestros ni a la escuela, eso es desde la casa. Si encuentras un lápiz en el piso, preguntas: ¿De quién es este lápiz? Y no se toma. Ahí se erradica la corrupción: no tomar nada que no sea tuyo.
Río Subterráneo: En su libro Temas actuales para la promoción de la cultura de paz, ¿qué podemos encontrar con base en todo lo que nos ha dicho? ¿Por qué sería interesante que los lectores se acercaran a este libro que usted coordinó?
Dra. Gómez: Este libro nace de la inquietud de poder hacer un ejercicio escrito de divulgación, para que las personas conozcan o se acerquen más a lo que es una cultura de paz. Generalmente, escuchamos el término de cultura de paz y pensamos en una cuestión de hippies, de paz y amor, de que no va a ver violencia, no a la guerra, pero no conocemos las herramientas y estrategias que nosotros podemos desarrollar para hacer vida esa cultura de paz. Esas herramientas y estrategias se manejan en la educación para la paz basadas en valores. Te comentaba que si nosotros tenemos bien fomentados y reconocidos esos valores, los podemos difundir y dar a conocer a los demás. Hay un eslogan que a mí me gusta mucho que utilizaban los profesores de primaria, profesores que nosotros les llamábamos maestros hace muchos años y nos decían que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra. Si nosotros ponemos el ejemplo, y la gente toma en cuenta la responsabilidad, la ética y la forma dialógica de resolver nuestros conflictos, entonces esos son los instrumentos para tener una vida mejor, y de eso trata la cultura de paz: de tener aceptación, esa tolerancia para poder convivir con todos los seres humanos.
El libro tiene en sus primeros capítulos una aportación de Francisco Jiménez Bautista (quien es uno de los teóricos de la Universidad de Granada), con varios conceptos como la paz neutra y la violencia híbrida, donde está manejando algunos términos mucho más avanzados, derivados de la experiencia que ha tenido en cuestiones de paz. En su primer artículo nos habla de una cartografía de las paces, las cuales hay de distintos tipos. Hay varias formas de hacer las paces, como nos dijera Vicent Martínez Guzmán, y entre ellas tenemos una paz que la define Johan Galtung como una paz negativa, donde es ausencia de guerra. Nosotros, mientras no tengamos guerra estamos en una paz neutra, pero eso no quiere decir que tengamos satisfechas otras necesidades. Entonces Johan Galtung crea este concepto de paz negativa. Crea otro también que se llama paz positiva, que es cuando nosotros, en tanto seres humanos, estamos en la posibilidad de satisfacer todas nuestras necesidades básicas: vestido, alimentación, trabajo, salud, protección, educación, por nombrar las principales. Y finalmente tenemos lo que Francisco Jiménez Bautista llama la paz neutra, que quiere decir neutralizar todas las situaciones que no nos lleven a una situación pacífica. Entonces, vemos que ha habido más aportaciones de teóricos y más aportes de los estudiosos del tema y el libro.
En sus demás capítulos, el libro contiene algo un poco más enfocado a la educación. Tenemos ejemplos de cómo se ha desarrollado la educación desde la primaria en algunas escuelas en la ciudad de Toluca. Tenemos otro ejemplo de un análisis que hizo Magdalena Viridiana Tapia acerca de las maneras de resolver los conflictos en los jóvenes de secundaria. Tenemos otra aportación donde nos habla Andrea Barriento Sotosobre lo que es la educación en el nivel medio superior o en la preparatoria. Yo hago una aportación de lo que es la educación en el nivel superior y, para finalizar el libro, tenemos dos contribuciones: una de Víctor Mendoza, la cual nos habla de la religión en relación con la paz, y otra donde AdrianaVirrueta nos habla de un conflicto que se da en tierras jaliscienses por la situación de un río. Así vemos cómo el libro puede contener elementos de educación para la paz y de la cultura de la paz en general, de resolución de conflictos y hasta de conflictos religiosos.
Río Subterráneo: Doctora, ¿cuáles son los retos que enfrenta actualmente esta investigación en la cultura de paz?, ¿a qué desafíos se enfrenta el investigador hoy en día?
Dra. Gómez: Se enfrenta a muchos desafíos. El primero es la falta de conocimiento de una cultura de paz de todas las personas, porque no podemos estar hablando de cultura de paz si los demás no entienden qué es diálogo, no saben cómo resolver sus conflictos, no saben que hay diferentes tipos de violencia, no saben que también hay estrategias de mediación y de conciliación de conflictos. De hecho, ya tenemos en el Estado de México una organización que está en el poder judicial, que es en un área de mediación en la cual se trata de resolver los conflictos antes de ir a juicio, que a mí se me hace muy atinado, porque no nos podemos esperar a hacer un juicio para cada uno de los problemas que tengamos con las demás personas. Entonces esta área de mediación nos sirve para evitar llegar a un juicio, a arreglar los problemas y que todo se desarrolle de una forma más pacífica, ese es uno de los retos. Otro reto muy importante es que los gobiernos: federal, estatales y municipales se enfoquen más a una educación en valores, en una educación para la paz que nos pueda llevar a resolver nuestros conflictos de una manera mucho más pacífica. He de comentar que el Estado de México tiene ya algunas experiencias de esta capacitación de educación para la paz con un programa que se llama Escuela Armónica, donde se capacitó a la mayoría de los profesores en el gobierno anterior de Eruviel Ávila. Ahí se hizo este programa de capacitación. Había un área que no sé si actualmente siga en la Secretaría de Educación del estado, donde fomentaba todo este tipo de escuelas y de capacitación; sin embargo, no se llegó a incluir como una política pública por parte del Estado de México. Ojalá que pudiera llegar a nivel federal, porque debería ser una política conocida por todos, que la desarrollemos en nuestras escuelas, que tengamos —así como tenemos materias de matemáticas, de ciencias sociales, de español, de inglés— una materia que nos enseñe, que nos reconozca los valores, que se hagan talleres para que se puedan fomentar este tipo de situaciones. En algunas épocas hasta el civismo lo quitaron, que era una parte muy importante de la sociedad, de cómo tratarnos. Antiguamente yo no lo viví, pero mis padres me comentaron que se les enseñaba también en la escuela a tratar bien a los ancianos, a ayudarles a pasar la calle, a tenerles consideraciones tanto a ellos como a los niños. En fin, se tenía una educación muchísimo más basada en esta cuestión más familiar y de valores, que ya, desafortunadamente, hemos perdido, pero que tendríamos que recuperar, regresar a estos esquemas de educación donde nosotros podamos tratarnos como seres humanos y no como lo hemos visto en el caso del bullying, que golpean, pegan o trauman tanto a los niños que hasta se han suicidado. Esos problemas son realmente muy graves y son por una falta de educación en valores, de una educación para la paz y de fomentar una cultura de paz en todos los sentidos.